Tras aparecer ese "libro",
por llamarlo de algún modo (no voy a dar demasiados datos porque me hastían),
una antigua rabia resurge en mí y se
incrementa por momentos. Recurro a mi blog por enésima vez para moderar mi
desconcierto y reequilibrarme por dentro.
Yo, que creí,
ingenua de mí, que habíamos evolucionado y superado ese estereotipo de mujer,
madre y esposa abnegada, la que se queda embarazada sin quererlo, la que se somete
al marido, sumisa, callada, ama de casa sin voz ni voto... No puedo seguir. Ese
paradigma lo detesto, aunque me lo intentaron inculcar desde niña, sin éxito,
obviamente.
Pero bueno, ¿acaso
no pueden dejar que las mujeres vivamos como nos dicte la conciencia, desarrollando
nuestras genuinas capacidades y talentos, con libertad, trabajando, estudiando,
proponiendo, aportando otro punto de vista a esta sociedad machista, sexista,
ultrafascistona, con la rémora de un nacionalcatolicismo recalcitrante y que secunda
un capitalismo aborrecible y corrupto?
Tengo un cabreo
considerable y persiste mi indignación y mi taquicardia ante tanta estúpida
involución humana.
Voy a necesitar
unas sesiones intensivas de meditación en soledad y en silencio para
serenarme...
Procedo…