La proliferación de la sombra
no conseguía ahogar
la transparencia del mundo.
Eugenio de Andrade
Hubo un tiempo en que jugar con mi Sombra era atrayente y divertido, una aventura en la que adentrarme sin demasiados riesgos, porque sabía con certeza y despreocupada convicción juvenil que el mundo oscuro no podía abducirme ni abarcarme totalmente si me limitaba sólo a asomarme sin pretensiones de investigadora de oscuridades.
Mi afán de conocimiento y nuevas experiencias, años después y a consecuencia de sinvivires prematuros, muertes definitivas, desenamoramientos, desplantes, ilusiones esquivas, resbalones, desarraigos, corazonadas descorazonadoras, olvidos premeditados, ocupaciones alienantes, despidos imprevistos y rotundas soledades me inclinó a desembocar en sombríos deltas y a sentir las opacas certezas que ensombrecen la vida y oscurecen el Alma.
Cuando recibía tu llamada de vez en cuando
Si coincidíamos en un lugar, una fecha, una hora... entonces la realidad de tu presencia, la promesa de tu mirada, la elocuencia de tus silencios y el fluido de tus palabras irradiaban su influencia hasta desvanecer cualquier atisbo de Sombra insospechada.
De vez en cuando alguno de estos libros me inspira escritos espontáneos como éste, donde se vislumbra un destello de esperanza, algo dentro, en las honduras de mi Alma, se enciende como una luciérnaga interiorizada con Luz propia capaz de ahuyentar y disipar por momentos tanta Sombra en forma de desamor, atropellados desencuentros, desarraigos, precipitadas mudanzas, relaciones mezquinas e interesadas y amistades corrompidas por malentendidos y exceso de celo.
Quien haya experimentado una de esas largas Noches Oscuras del Alma sabrá de lo que estoy hablando.
Si consigues sobrevivir a la angustia de esas eternas Noches, ya nada nunca será lo mismo. Ningún gesto amable pasará en vano, agradecerás infinitamente la brisa acariciadora que refresca tu ardiente confusión, querrás grabar en tu mente la sonrisa espontánea que te dirigió cualquier semejante que se cruzó en tu camino, cada movimiento que hagas lo harás con alegría comprobando cómo tu cuerpo es grácil y flexible y cómo aún sigue respondiendo a pesar de las averías vitales, sentirás gratitud por los “buenos días” que un desconocido te acaba de desear y querrás telefonear a alguien que no esté ocupado, trabajando, durmiendo, comiendo, comprando, paseando, olvidando o muriendo para decirle que sigues viva, que te gustaría compartir momentos de luz y felicidad pasajera con esa persona, que una llamada suya basta para sanarte, que el perdón alivia más que el Ibuprofeno, que el Amor cura la depresión con más efectividad que
Has dado un gran paso. Has aceptado tu Sombra, la estás integrando y ahora admites que forme parte de ti sin quejarte demasiado, sin que moleste su contundencia, sin que asuste su negro y opaco poder. Sí, aunque sigas cojeando, realmente es un gran paso que te permite avanzar lenta pero segura por un camino inesperado.
Meditas qué dirección seguir ahora, qué camino has de tomar.
Debes divulgar tu “Descubricuento”. Muchos creen haberlo leído ya, saber cómo empieza, conocer cómo acaba. Pero yo sé que hay alternativas, tan evidentes que pasan desapercibidas y no se tienen en cuenta por su simplicidad. El giro inusitado puede consistir precisamente en no asombrarse con
Se puede ser feliz. Se puede eludir el sufrimiento. Podemos convivir y compartir sin problemas si la voluntad decide que es lo mejor para sortear nuestras egocéntricas crisis y nuestra aislante desconfianza.
Me apunto a
Aún me queda mucho por desaprender, sentir, conocer y reciclar...
Incluso logro parar mis pensamientos cuando se dispersan demasiado, logro acallar el griterío desesperante de mi propia conciencia... Me perdono por mis omisiones y por mis faltas.
Miro mis transparencias y minimizo mis ansias. Bato las sombras y todo se aclara...
Mi partes umbrosas y luminosas se funden y complementan.
2 comentarios:
Precioso Themcelvez
Gracias, compañera de luces y sombras...
Publicar un comentario