Venid llorados de casa.
Gloria Fuertes
BILL DAN
Toma
tu abatimiento
y
pósalo en tu fondo
con
calma.
Deja de rebatirlo,
Deja de rebatirlo,
combatirlo
y
lamentarlo.
Haz un
numinoso
cóctel
del llanto.
Busca
un antídoto
a la
emoción
que te
devasta.
No la
aferres.
Deja
que fluya.
Esboza
una sonrisa
que
flote
en el
anegado
valle
de lágrimas.
Calmarás
tu sed.
Nunca
te faltará el agua.
Contempla
la fiera de la turbación
que te
inquieta y espanta.
Vacíala.
Cataliza
su poder
en
nombre
de una
buena causa.
Asiéntate
en el centro del fiel.
El
equilibrio que se perpetúa
diluye
las ansias.
2 comentarios:
Hola Celia, es una buena receta que podemos aplicarnos todos en caso de angustia vital.A veces creo que sólo nos basta una dosis de verdadera ternura para sentirnos cubiertos y seguros. Las necesidades humanas son tan sencillas que podrían sorprender a muchos de nuestros semejantes que juzgan las apariencias y creen descubrir otro mundo en su mirada y sólo podemos ser una pavesa en sus ojos que no aciertan nunca a quitársela de encima para ver con claridad por qué estábamos allí enturbiando su visión.
Saludos, A.Elisa. Gracias por tu comentario. La verdad es que en el poema reflejo ciertas técnicas que utilizan los budistas para liberar las emociones. Si simplificamos, el amor verdadero, sin apego, altruista es lo único que nos puede redimir y curar. Un abrazo.
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