miércoles, 14 de enero de 2009

LA GRAN MENTIRA

La Gran Mentira
resultó ser cierta.
¡Qué Gran Verdad!
Regalar Ilusión y Alegría
no tiene precio
en realidad.
Tragarte un embuste
sólo requiere
un poco de habilidad
y algún ajuste
del tracto intestinal.
Mientras tus mientes
no mientan
ni los prójimos te mienten
que el engaño llegó ya
una vez más
siguiendo la espiral tradicional
te dejes o no llevar
por la corriente general
que pretende contagiar
Armonía y algo de Paz
en un Mundo tan convulso
donde aún tu pulso
se niega a temblar
mientras escribas
tus verdades sin tapujos
ni rebufos
con toda tranquilidad
a las cuatro y diez
de la madrugada
de un seis de Enero
del dos mil nueve
sin añoranzas ñoñas
sin copos de nieve
sin compras pendientes
sin obsequios que desees
ni regalos que esperen
ser descubiertos
por ningún paje
de ningún Melchor
secundado por algún Gaspar
que evite que un sucedáneo
de monárquico Baltasar
se empeñe en saltar
al publicano e impuesto Abismo
sin pudor ni liviandad
a la deriva de oros
y aromatizando entornos
con inciensos y mirras
mientras el asesinato
los incendios, la devastación,
las magnánimas fortunas
o las esmirriadas economías
hacen aguas y envidias,
las muertes resucitan
y
l@s amig@s se olvidan
de tu nombre y de tu vida
porque lo importante
es la ficción de la familia unida
por imposiciones consanguíneas
con alguna Virgen Madre incluida,
un Niño Dios que será crucificado
en las fiestas paganas
de la Semana Santa
comercial y humana
y un José santo
impertérrito e impenitente,
que ni la santidad pretende.
Lo importante acaba
siendo el roscón,
su agasajo oculto
su nata y su deleite.
Lo vital son los réditos
a cualquier coste.
No importa que sucumbas.
No importa que otros no coman
o las torres gemelas derrumben.
No importa que te priven de raíces
te despojen de tus pertenencias
te desposean los posesos
o los poderosos
implementen sus desahucios.
Desvelas tu sueño en ajenas camas
se desmoronan tus esquemas,
tu gata se precipita por la ventana
y tu ansiedad trepa por las ramas
cuando laboras a deshoras
a cambio de remuneraciones cojas,
vindicaciones mudas y actitudes sordas.
No importa perder objetos
que puedes reponer u obviar.
No desmerezcas desamparos,
desamores, soledades
solemnes silencios
y bipolares costras.
No importa tu desmemoria
ni el olvido de tus normas
ni la ambigüedad de tus formas
ni la más mínima estabilidad emocional.
ESTÁS VIVA.
Ese es tu regalo de Reyes.
¡Has sobrevivido a la Navidad!
Se siente.