martes, 15 de diciembre de 2009

CUMBRE DE COPENHAGUE, BOLA DE BOLSAS...MOVILÍZATE.





Pon
tu granito
de arena. Sé
responsable. Cuida
tu entorno. Ahorra energía.
Camina más, utiliza el transporte
público, conduce menos. Plantea a tu
comunidad la instalación de paneles solares.
Infórmate de las subvenciones que existen. Utiliza
bolsas de tela, tu carrito o las de toda la vida. Había
más vida y de más calidad antes de las de plástico.
Ahorra agua, el precioso líquido del que
procedemos y sin el que no es posible
la existencia. Sé consciente que
el oxígeno también es
imprescindible y que en
cada respiración nos jugamos
la continuidad de nuestra vida. Piénsalo
antes de fumar o darte un paseíto con tu coche.
Niégate a consumir los productos de las marcas que no
tienen escrúpulos en seguir contaminando mientras la rentabilidad
esté por encima de los principios ecológicos de la madre tierra.
Gaia puede recuperarse. Los gestos son importantes.Da
ejemplo a tus hijos, a tus amigos, a todos los demás.
Sé coherente. Siembra semillas.Pon una
planta o una mascota en tu vida. Obsérvala cada día.
Ponte en marcha. Llegó la Inspira-acción.
Apoya las propuestas de los grupos que luchan por la
supervivencia de la tierra. Hay mucho en juego. Es responsabilidad de tod@s.

LOS DESEOS DE UN-A ANCIANO-A de Ramón Buxarraiz





Deseo que me hagas sentir que soy amado-a, que soy útil todavía, que no estoy solo-a.
Deseo permanecer en mi casa o en la tuya, aunque esto ocasione pequeñas incomodidades. Recuerda que cuando eras pequeño-a yo sufrí incomodidades semejantes por ti.

Deseo que cuando comamos en la misma mesa, me des conversación a pesar de que yo apenas hable.

Deseo que me visites a menudo en la residencia, en caso de que, en último extremo te veas obligado-a a internarme en ella.

Deseo que no te intereses por lo mucho, poco o nada de dinero o propiedades que pueda dejarte después de mi muerte.
Deseo que me ames por lo que soy y no por lo que tengo.

Deseo que llenes de cariño y comprensión esta última etapa de mi vida, aunque tal vez yo no hubiera sido antes cariñoso-a y comprensivo-a contigo. Espero que sabrás devolver bien por mal.

Deseo que no bromees de mi paso vacilante o de mi mano temblorosa.
Deseo que comprendas mi incapacidad de oír como antes y que, por tanto, me hables despacio y claro, pero sin gritar, si no es necesario.

Deseo que tengas en cuenta que mis ojos se están nublando y que no me eches en cara ni te rías de mí cuando tropiezo o derramo la taza de café sobre la mesa.

Deseo que me ofrezcas asiento en el autobús y la preferencia en la acera, así como que respetes mi paso lento al cruzar la calle.

Deseo que tengas tiempo para escucharme sin prisas aunque lo que yo te diga te importe poco o nada.

Deseo que no me digas ¡ya me has contado tres veces lo mismo!, y me escuches como si fuera la primera vez que te lo cuento.

Deseo que me recuerdes los aciertos y éxitos de mi vida pasada y no me hables de mis errores y de mis fracasos.

Deseo poder sentir la caricia de tu mano sobre la mía y escuchar, sin agobiarme, palabras suaves de ánimo, cuando entre en el estado de coma que precede a la muerte.

Y háblame de la misericordia de Dios.
Gracias, mil gracias por atender mis deseos.

Un día otros-as los harán posibles para ti.