miércoles, 9 de junio de 2010

EL BÁLSAMO DE LA SENCILLEZ. MANTRA TARA VERDE







Tara es el aspecto femenino de la compasión salvadora que ayuda y concentra los esfuerzos hacia el despertar.

Consiste en una purificación a un nivel muy poderoso, elimina bloqueos, negatividades, restaura la energía y la confianza en sí mism@. Favorece la bondad, la compasión y el amor universales.


EL BÁLSAMO DE LA SENCILLEZ

“La vida se pierde en detalles… ¡Simplificad, simplificad!
Henry David Thoreau

Simplificar nuestros actos, nuestras palabras y nuestros pensamientos para desembarazarnos de lo superfluo. Simplificar nuestras actividades, no caer en la indolencia sino, por el contrario, adquirir una libertad creciente y remediar el aspecto más sutil de la inercia, el que siendo conscientes de lo que de verdad cuenta en la existencia, nos hace preferir mil actividades secundarias que se suceden sin fin como pequeñas olas.

Simplificar nuestro discurso es evitar el raudal de palabras inútiles que proferimos sin parar. Es, sobre todo, abstenerse de lanzar flechas que traspasan el corazón de los demás. Las conversaciones corrientes son “ecos de ecos”, se lamentaba el eremita Patrul Rimpoché. Basta con encender el televisor o asistir a una reunión mundana para ser engullido por un aluvión de palabras que no sólo son inútiles sino que exacerban la codicia, el resentimiento, la vanidad… No se trata de encerrarse en un silencio altanero, sino de tomar conciencia de lo que es una frase acertada y de lo que representa el valor del tiempo. Una frase acertada evita la palabrería, las mentiras egoístas, los comentarios crueles y los chismorreos, cuyo único efecto es distraernos y sembrar la confusión; siempre se adapta a las circunstancias, es suave o firme según los casos, y proviene de una mente altruista y controlada.
Tener una mente sencilla no es ser simple. Al contrario, la sencillez de la mente va acompañada de lucidez. Como el agua clara que permite ver el fondo del lago, la sencillez permite ver la naturaleza de la mente detrás del velo de los pensamientos errabundos.

Como expresa de manera tan inspirada André Comte-Sponville: “El ser sencillo vive igual que respira, sin más esfuerzos ni más gloria, sin más efectos ni más vergüenza. La sencillez no es una virtud que pueda añadirse a la existencia. Es la existencia misma, en tanto en cuanto nada se añade a ella […]. Sin otra riqueza que todo. Sin otro tesoro que nada. Sencillez es libertad, levedad, transparencia. Sencillo como el aire, libre como el aire […]. El ser sencillo no se toma en serio ni trágicamente. Sigue su camino con el corazón ligero y el alma en paz, sin meta, sin nostalgia, sin impaciencia. Su reino es el mundo y le basta. Su eternidad es el presente y lo colma. No tiene nada que demostrar, puesto que no quiere aparentar nada. Ni nada que buscar, puesto que todo está ahí. ¿Hay algo más sencillo que la sencillez? ¿Algo más ligero? Es la virtud de los sabios y la sabiduría de los santos.


LIBRE PARA LOS DEMÁS

La libertad como fuente de felicidad, de plenitud duradera, está íntimamente unida al altruismo.

¿De qué sirve una libertad que sólo beneficia a un@ mism@?

¿Quién nos da derecho a construir nuestro bienestar sobre la desgracia de los demás?

Ése es el poder de la inteligencia, arma de doble filo por excelencia. Para que la inteligencia sirva a fines altruistas, es esencial que se emancipe del egoísmo, de la indiferencia y de la crueldad. Es una condición indispensable para la realización de la felicidad de los demás. Y para ayudar mejor a los demás, hay que empezar por transformarse un@ mism@.

Así pues, ser libre es tener la facultad de seguir un camino de transformación interior. A tal fin, es preciso vencer no sólo la adversidad exterior, sino todavía más a nuestros enemigos interiores: la pereza, la dispersión mental y todos los hábitos que nos desvían de la práctica espiritual o la difieren.
Los placeres, atrayentes a primera vista, casi siempre se transforman en su contrario. El esfuerzo que exige un camino espiritual y el proceso de liberación del sufrimiento siguen una progresión inversa. Arduo a veces al principio, se vuelve cada vez más fácil e inspirador, y poco a poco suscita un sentimiento de plenitud irremplazable. Su aspecto austero deja paso a una satisfacción profunda que los estados de dependencia o de saciedad no pueden proporcionar.

Sukha constituye una especie de armadura tan flexible como invulnerable: “Los pájaros hieren fácilmente a los caballos que tienen el lomo magullado; las circunstancias hieren fácilmente a las naturalezas temerosas, pero no hacen mella en las naturalezas estables”, dice un sabio tibetano. Semejante realización merece de sobra el nombre de libertad.

(En el Budismo, el término sukha designa un estado de bienestar que nace de una mente excepcionalmente sana y serena).

Extractos del libro “EN DEFENSA DE LA FELICIDAD” de Matthieu Ricard

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