martes, 13 de julio de 2010

ONDAS EN EL AGUA





Arrojan piedras a las aguas del lago.

La caída dibuja ondas concéntricas que se extienden, perturbándolo.
Las hojas desprendidas se posan sobre el lecho líquido y las gotas de lluvia inquietan sus curv
os trazos.
En apariencia, el lago ya no conserva su apacible estado.
La superficie se agita pero las aguas admiten y reciben piedras, hojas y gotas de lluvia, el lago las abraza, las integra y, ya mansas, su fondo las atrae, las ampara y allí se depositan.

La profundidad acuífera invisible es un cobijo pacífico, silencioso, pausado, acogedor, acepta sin discriminar y crea bases lúcidas, serenas, consistentes y firmes con lo que va recibiendo. Todos los sedimentos pueden reconvertirse en el sustrato perfecto para que las más bellas plantas puedan nacer.
Conserva aquietado tu interior por muchas contrariedades, conflictos y agitaciones que haya en el exterior.



Nada hacia tu fondo. De corazón.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Me encanta tu blog! Gracias por compartir con todas aquellas almas sensibles diversos temas interesantes que me elevan el alma y el espíritu y elevan tb a un máximo denominador el potencial humano y su conciencia. ¡Te seguiré leyendo y comentando con mucho gusto!

Abrazo de alma abierta y mil y una sonrisas,

Amber
P. D.: Te he contestado -- directamente en mis posts--, gracias por leerme y por compartir conmigo pedazos de letras y cosas importantes.

Celia dijo...

Hola, Amber:

Qué alegría poder conectar contigo.

Todos los días intento aprender algo, superarme a mí misma, no perder la serenidad ni la ilusión por difíciles que sean las circunstancias. Ser ecuánime es un objetivo loable. Saber que la impermanencia es lo único permanente me ayuda a valorar mi fondo y el de l@s demás, buceando en lo esencial. Conseguir la PAZ INTERIOR es un arduo trabajo que seguro redundará en la paz exterior.

Un abrazo conSentido,
Celia

Celia dijo...

Hace ya 12 años. Constato y sigo pensando que, sobre todo en política:

En aguas negras intentan pescar
los que siembran pestilencia.
La piedra que cae al agua,
ondea la superficie
y acaba por hundirse.
Permanece serena...
aunque las aguas enturbien.
Permanece atenta.
Las sombras acabarán
por diluirse.